Natalia Lafourcade: melodías que acarician el corazón

Hasta la raíz, es la primera canción que escuché de Natalia Lafourcade. Lo recuerdo como si fuera hoy. El teatro estaba concurrido y la tarde prometía ser especial. En una de las ediciones del Festival Universitario de Artistas Aficionados una estudiante interpretó el tema y provocó que luego quisiera aprender de memoria todas las canciones posibles… y cantarlas a toda voz sin importar que mis vecinos criticaran mi mal desempeño vocal.

Ahora mi casa es un escenario con luces leds, el suelo mojado y un haragán actúa como micrófono. La voz cálida y llena de matices de ella junto a la mía corean a favor de la permanencia del amor, endulza mis oídos y mi alma como la poesía es capaz de hacerlo.

Esta canción  me recuerda que lo llevo dentro, hasta la raíz, que por más que crezca va a estar aquí y no habrá manera de que se vaya. Elevo el volumen de las bocinas, canto un poco más alto y la letra irrumpe en casas ajenas. La señora que vive al frente me dice que no intente ni siquiera cantar en un karaoke porque voy a pasar pena, que yo solo sirvo para escribir,  y que no moje tanto el piso que posiblemente «el agua no venga hasta sabe Dios cuándo».

Con su música, ella, Natalia, la mexicana cantante, compositora, actriz, productora musical y arreglista, me aprisiona de tal manera que cada palabra suya se introduce en mí y cuando escapa de mis labios ya tiene un significado mayúsculo, un sentido y una emoción que le agrego de acuerdo al momento que vivo. Razón tiene la vecina, canto con mala entonación (pero qué importa).